TRISTEZA
La tristeza se define como “un estado natural o accidental de pena,
melancolía”. Una tristeza profunda puede llevarme a volverme diabético. Es todo mi cuerpo el que rechaza la alegría de vivir. Tengo la sensación de que nada me sonríe, siento la pena que corre a través mío, mi corazón se desgarra;
este inmenso vacío parece querer crecer adentro mío para dejar sitio a esta
pelota de pena. Quiero que ésta explote, tengo necesidad de “picante” en mi
vida, de calor que pondrá en ebullición todas las lágrimas que están en mí y
que dejarán también mi cuerpo, como el vapor que se reúne con el cielo. Así
podré colmar este vacío de dulzura y ternura. Y las ideas oscuras se
desvanecerán; encontraré mi dinamismo y mi alegría de vivir.
HÍGADO
Los dolores de hígado proceden de mi propia actitud. Mis frustraciones
acumuladas, mis odios, mis celos, mi agresividad contenida son factores
activadores de los problemas del hígado. Estos sentimientos esconden
miedos que no pueden expresarse de otro modo. Tengo tendencia a criticar y
juzgar a los demás con facilidad. Me quejo constantemente. Resisto a alguien
o a algo. Vivo mucho disgusto. Acepto difícilmente tales como son. La
alegría de vivir es frecuentemente inexistente porque tengo envidia de los
demás, lo cual me perturba y me pone triste. Sin embargo, hasta qué punto
estoy listo para hacer esfuerzos, tanto en el plano material como en mi
caminar espiritual? Aún no he comprendido que lo que yo reprocho al otro
sólo es el reflejo de mí – mismo. Sólo es mi espejo. Me quejo constantemente
y pido a los demás que cambien. ¿Dónde está mi buena voluntad? ¿cuál es el
esfuerzo por mi parte? También carezco de alegría de vivir, simplicidad.
Podré desarrollar un cáncer de hígado si todas las emociones que me son
nefastas me “agobian” desde un buen tiempo. Frecuentemente, resulta de un
conflicto con relación a la familia o al dinero, especialmente cuando tengo
miedo de carecer de algo. Es tiempo que tome consciencia que debo
aceptarme tal como soy y aprender a amarme más. Ser capaz de amor y
comprensión hacía mí abre la vía a mi comprensión y al amor de los demás.
Recobro la alegría de vivir.
ANGUSTIA
La angustia está caracterizada por un estado de desorientación psíquica
en la cual tengo el sentimiento de estar limitado y restringido en mi espacio
y sobre todo ahogado en mis deseos. Siento mi espacio limitado por fronteras
que, en realidad, no existen. “Estoy cogido” o “Me siento cogido en una
trampa”. Estoy de acuerdo con el hecho que la gente invade mi espacio
psíquico y esto se manifiesta en mí por una especie de aprieto interior. Dejo
entonces de lado mis necesidades personales para complacer primero a los
demás para atraer el amor que necesito (aunque haya otros modos de hacerlo).
El aprieto me lleva generalmente a ampliar mis emociones y mi emotividad
general en detrimento de un equilibrio adecuado. Ya que vivo en la niebla, la
confianza en mí se tambalea, la desesperación y la gana de ya no luchar más
se instalan. ¿Cuál puede ser la situación en que me sentí apretado cuando era
joven de tal modo que reproduzco aún fielmente este “pattern” hoy?
(observemos que angustia y claustrofobia son sinónimos por la palabra
aprieto.). Es natural por mi cuerpo para colmar mis necesidades psíquicas
fundamentales: la necesidad de aire para vivir y respirar, el espacio entre mí y
las demás personas, la libertad de decidir y discernir lo que es bueno para mí.
Si, a partir de ahora, contesto a mis esperas frente a la vida en primer lugar,
hay muchas probabilidades para que deje las de los demás en su sitio: así,
estoy más seguro de estar de acuerdo con ellos! Y sin violar su espacio
porque debo recordar que si me siento ahogado, es porque ahogo
conscientemente o no a la gente alrededor mío. Se manifiesta la angustia
también como una espera inquieta y opresiva, aprensión de “algo” que podría
ocurrir, con una tensión difusa, espantosa y generalmente sin nombre. Puede
estar vinculada a una amenaza concreta angustiosa (tal como la muerte,
catástrofe personal, sanción) Se trata más de un miedo, generalmente
vinculado a nada que sea inmediatamente perceptible o se pueda expresar. Por
esto las fuentes profundas de la angustia se encuentran frecuentemente en el
niño que fui y se vinculan generalmente con el miedo al abandono, a perder el
amor de un ser querido y al sufrimiento. Cuando me encuentro en una
situación similar, la angustia vuelve a aflorar. Cada vez que uno de estos
miedos reaparece o que se vive una situación imaginaria o realista, esto está
captado por mi inconsciente como una señal de alarma: hay peligro! la
angustia reaparece aún más fuerte. Cuando soy niño, la angustia se manifiesta
frecuentemente por el miedo a la oscuridad y una tendencia a vivir una vida
solitaria. A partir de ahora, uso de discernimiento, valor y confianza en la vida
para respetarme y dejar ir a los demás a su espacio sin pesar, y borro de mi
vida cualquier remordimiento. Así veré “más claro” y adelantaré en la vida
con mucho más lucidez.
ANSIEDAD
La ansiedad es cierto miedo a lo desconocido que puede acercarse del
estado de angustia. Se manifiesta por ciertos síntomas: dolores de cabeza,
calores, rampas, palpitaciones nerviosas, grandes transpiraciones, tensiones,
aumento del caudal de la voz, llantos e incluso insomnios. Si soy ansioso,
puedo vivir el “estremecimiento de la angustia”: este estremecimiento procede
del frío y me recuerda que tengo miedo. Es una enfermedad que me aprieta la
garganta, que me hacer perder el dominio de mí – mismo y el control de los
acontecimientos de mi vida, impidiéndome usar el sentido común y el
discernimiento. También puedo sentir o bien un desequilibrio, o bien una
desconexión entre el mundo físico en el cual puedo tener cierto control y mis
percepciones con relación al mundo inmaterial para las cuales no siempre
tengo explicaciones o comprensión racional. Ya no tengo el control: el “cielo
me puede caer encima” en cualquier momento! Puedo estar ansioso en
cualquier situación: ESTOY VOLVIÉNDOME LO SOBRE LO CUAL
LLEVO MI ATENCIÓN. Si mi atención está constantemente centrada en el
miedo de esto o de lo otro, es cierto que viviré ansiedad que puede estar
relacionada, de cerca o de lejos, con lo que se acerca al miedo a la muerte o a
lo que podría recordármela. La muerte, las cosas que ignoro o que no veo,
pero que pueden existir, hacen subir en mí este miedo. Entonces, incluso si
temo lo desconocido y si niego inconscientemente la vida y su proceso,
coloco ahora mi atención sobre esto: tengo fe en que me está sucediendo lo
mejor, para mí, en el instante presente y en el porvenir. Los síntomas
desaparecerán, así como el miedo a morir.........
Bendiciones!!!!!!!
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