• Vivir en el pasado? o Dejarlo Ir?

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    TRISTEZA 
    La  tristeza  se define como “un estado natural o accidental de pena, 
    melancolía”. Una tristeza profunda puede llevarme a volverme diabético. Es todo mi cuerpo el que rechaza la alegría de vivir. Tengo la sensación de que nada me sonríe, siento la pena que corre a través mío, mi corazón se desgarra; 
    este inmenso vacío parece querer crecer adentro mío para dejar sitio a esta 
    pelota de pena. Quiero que ésta explote, tengo necesidad de “picante” en mi 
    vida, de calor que pondrá en ebullición todas las lágrimas que están en mí y 
    que dejarán también mi cuerpo, como el vapor que se reúne con el cielo. Así 
    podré colmar este vacío de dulzura y ternura. Y las ideas oscuras se 
    desvanecerán; encontraré mi dinamismo y mi alegría de vivir. 

    HÍGADO 
      Los dolores de hígado proceden de mi propia actitud. Mis frustraciones 
    acumuladas, mis odios, mis celos, mi agresividad contenida son factores 
    activadores de los  problemas del hígado.  Estos sentimientos esconden 
    miedos que no pueden expresarse de otro modo. Tengo tendencia a criticar y 
    juzgar a los demás con facilidad. Me quejo constantemente. Resisto a alguien 
    o a algo. Vivo mucho disgusto. Acepto  difícilmente tales como son. La 
    alegría de vivir es frecuentemente inexistente porque tengo envidia de los 
    demás, lo cual me perturba y me pone triste. Sin embargo, hasta qué punto 
    estoy listo para hacer esfuerzos, tanto en el plano material como en mi 
    caminar espiritual? Aún no he comprendido que  lo que yo reprocho al otro 
    sólo es el reflejo de mí – mismo. Sólo es mi espejo. Me quejo constantemente 
    y pido a los demás que cambien. ¿Dónde está mi buena voluntad? ¿cuál es el 
    esfuerzo por mi parte? También carezco de alegría de vivir, simplicidad. 
    Podré desarrollar un cáncer de hígado si todas las emociones que me son 
    nefastas me “agobian” desde un buen tiempo. Frecuentemente, resulta de un 
    conflicto con relación a la familia o al dinero, especialmente cuando  tengo 
    miedo de carecer de algo. Es tiempo que tome consciencia que debo 
    aceptarme   tal como soy y aprender a amarme más. Ser capaz de amor y 
    comprensión hacía mí abre la vía a mi comprensión y al amor de los demás. 
    Recobro la alegría de vivir. 

    ANGUSTIA 
      La angustia está caracterizada por un estado de desorientación psíquica 
    en la cual tengo el sentimiento de estar limitado y restringido en mi espacio 
    y sobre todo ahogado en mis deseos. Siento mi espacio limitado por fronteras 
    que, en realidad,  no existen. “Estoy cogido” o “Me siento cogido en una 
    trampa”. Estoy de acuerdo con el hecho que la gente invade mi espacio 
    psíquico y esto se manifiesta en mí por una especie de aprieto interior. Dejo 
    entonces de lado mis necesidades personales para complacer primero a los 
    demás para atraer el amor que necesito (aunque haya otros modos de hacerlo). 
    El aprieto me lleva generalmente a ampliar mis emociones y mi emotividad 
    general en detrimento de un equilibrio adecuado. Ya que vivo en la niebla, la 
    confianza en mí se tambalea, la desesperación y la gana de ya no luchar más 
    se instalan. ¿Cuál puede ser la situación en que me sentí apretado cuando era 
    joven  de tal modo que reproduzco aún fielmente este “pattern” hoy? 
    (observemos que angustia y claustrofobia son sinónimos por la palabra 
    aprieto.). Es natural por mi cuerpo para colmar mis necesidades psíquicas 
    fundamentales: la necesidad de aire para vivir y respirar, el espacio entre mí y 
    las demás personas, la libertad de decidir y discernir lo que es bueno para mí. 
    Si, a partir de ahora, contesto a mis esperas frente a la vida en primer lugar, 
    hay muchas probabilidades para que deje las de los demás en su sitio: así, 
    estoy más seguro de estar de acuerdo con ellos! Y sin violar su espacio
     porque debo recordar que si me siento ahogado, es porque ahogo 
    conscientemente o no a la gente alrededor mío. Se manifiesta la  angustia 
    también como una espera inquieta y opresiva, aprensión de “algo” que podría 
    ocurrir, con una tensión difusa, espantosa y generalmente sin nombre. Puede 
    estar vinculada a una amenaza concreta angustiosa (tal como la muerte, 
    catástrofe personal, sanción) Se trata más de un miedo, generalmente 
    vinculado a nada que sea inmediatamente perceptible o se pueda expresar. Por 
    esto las fuentes profundas de la angustia se encuentran frecuentemente en el 
    niño que fui y se vinculan generalmente con el miedo al abandono, a perder el 
    amor de un ser querido y al sufrimiento. Cuando me encuentro en una 
    situación similar, la angustia vuelve a aflorar.  Cada vez que uno de estos 
    miedos reaparece o que se vive una situación imaginaria o realista, esto está 
    captado por mi inconsciente como una señal de alarma: hay peligro! la 
    angustia reaparece aún más fuerte. Cuando soy niño, la angustia se manifiesta 
    frecuentemente por el miedo a la oscuridad y una tendencia a vivir una vida 
    solitaria. A partir de ahora, uso de discernimiento, valor y confianza en la vida 
    para respetarme y dejar ir a los demás a su espacio sin pesar, y borro de mi 
    vida cualquier remordimiento. Así veré “más claro” y adelantaré en la vida 
    con mucho más lucidez. 

    ANSIEDAD 
      La ansiedad es cierto miedo a lo desconocido que puede acercarse del 
    estado de angustia. Se manifiesta por  ciertos síntomas: dolores de cabeza, 
    calores, rampas, palpitaciones nerviosas, grandes transpiraciones, tensiones, 
    aumento del caudal de la voz, llantos e incluso insomnios. Si soy ansioso, 
    puedo vivir el “estremecimiento de la angustia”: este estremecimiento procede 
    del frío y me recuerda que tengo miedo. Es una enfermedad que me aprieta la 
    garganta, que me hacer perder el dominio de mí – mismo y el control de los 
    acontecimientos de mi vida, impidiéndome usar el  sentido  común  y el 
    discernimiento. También puedo sentir o bien un desequilibrio, o bien una 
    desconexión entre el mundo físico en el cual puedo tener cierto control y mis 
    percepciones con relación al mundo inmaterial para las cuales no siempre 
    tengo explicaciones o comprensión racional. Ya no tengo el control: el “cielo 
    me puede caer encima” en cualquier momento! Puedo estar  ansioso  en 
    cualquier situación:  ESTOY VOLVIÉNDOME LO SOBRE LO CUAL 
    LLEVO MI ATENCIÓN. Si mi atención está constantemente centrada en el 
    miedo de esto o de lo otro, es cierto que viviré ansiedad que puede estar 
    relacionada, de cerca o de lejos, con lo que se acerca al miedo a la muerte o a 
    lo que podría recordármela. La muerte, las cosas que ignoro o que no veo, 
    pero que pueden existir, hacen subir en mí este miedo. Entonces, incluso si 
    temo lo desconocido y si  niego inconscientemente la vida y su proceso, 
    coloco ahora mi atención sobre esto: tengo fe en que me está sucediendo lo 
    mejor, para mí, en el instante presente y en el porvenir. Los síntomas 
    desaparecerán, así como el miedo a morir.........

    Bendiciones!!!!!!!

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