la energía, justo antes de que se manifieste en lo físico. La torcedura me indica
que aplico los frenos. Resisto o vivo inseguridad frente a la dirección que
tomo (tobillo) o en lo que hago (muñeca) actualmente o lo que podría hacer
en una nueva situación. Vivo culpabilidad y quiero castigarme porque resisto.
Vivo una tensión mental que ya no puede tolerarse. Dependiendo de mi grado
de resistencia, ira, culpabilidad o tensión mental, tendré una torcedura benigna
también llamada esguince, en la cual los ligamentos simplemente están distendidos, o una torcedura grave, en la cual los ligamentos están rotos o arrancados. Tomo consciencia de lo que hacía y sentía en el momento en que sucedió. Puedo preguntarme: ¿Estoy a punto de hacer algo a lo cual sería mejor renunciar? ¿Me causa tensión o una real angustia el modo en que trato la situación? ¿Estoy sentado en una base inestable y molesta mentalmente? Acepto tomar el tiempo de volver a orientarme o de hacer los cambios
necesarios para que pueda estar bien en mi piel e ir hacía delante libremente.
Acepto la presencia de esta torcedura para llevarme a hacer cambios. Si la aceptación está hecha, la curación será rápida y total. Pero si, porque ahora no puedo andar o lo puedo hacer muy poco, me desvalorizo y me siento inútil y “bueno para nada”, la curación será mucha más larga. Por esto tengo ventaja en ver esta situación (la torcedura y lo que implica) de un modo positivo y constructivo.
0 comentarios: