• DESPROGRAMACIÓN DE LAS MEMORIAS CORPORALES


    IMPLANTES DE CONTROL
    Antes de venir al planeta, elegimos tomar un cuerpo físico y seleccionamos voluntariamente las experiencias que estamos dispuestos a experimentar. En este proceso seleccionamos a nuestros padres, hermanos, futuras parejas, matrimonios, amigos y demás.
    Con las personas que nos van a ayudar eficazmente firmamos un "contrato kármico". Nos ponemos de acuerdo en lo que cada uno le va a hacer al otro con la intención de enseñar o aprender algo. El proceso de aprendizaje es mutuo y el contrato kármico se firma de común acuerdo. Cuando llegamos a este plano, nos olvidamos de lo firmado y vivimos la experiencia elegida.
    Los contratos kármicos son voluntarios e irrevocables, no desaparecen hasta que se cumplen totalmente. Uno los elige con la finalidad de dar un paso adelante muy importante en la evolución personal.
    Por ejemplo, una mujer puede pedirle a su "futuro esposo" que durante el matrimonio la maltrate; de esta manera, ella reconocerá que tiene muy poco amor propio y deberá aprender a valorarse como mujer. Por otra parte, él acepta que ella inicie una demanda legal; de esta manera, tendrá que aprender a respetarla y a renunciar al materialismo.
    Cuando hay un contrato kármico, se percibe una sensación de venganza en una o en ambas personas involucradas. Nos olvidamos de que nosotros mismos hemos elegido vivir la "mala experiencia" para aprender la lección y reparar nuestros errores pasados.
    Sin que lo sepáis no solo estáis haciendo un "contrato karmico" sino que estáis activando "implantes de limitación espiritual" para vuestras vidas
    Quizás esta sea la primera vez que escuchas hablar acerca de implantes de limitación, parásitos energéticos, larvas astrales, seres sutiles y toda una serie de peligros invisibles unos y otros no tanto, que están acechando tu vida, y tú ni lo sospechabas.
    No sabías nada al respecto porque te encuentras soñando profundamente con problemas económicos, amorosos, familiares, laborales, sociales, culturales, espirituales y hasta religiosos.
    Esas dificultades que condicionan tu ajetreada vida, precisamente, se llaman implantes de limitación.
    Estos dispositivos son barreras vibratorias que se proponen obstaculizar tu progreso en todos los aspectos.
    Esos terribles mecanismos subjetivos implantados por el sistema matrix artificial no se ven si no cuando actúan son los encargados de bloquear tu despertar, te muestran falsos escenarios y te presentan argumentos ilusorios en la vida para entorpecer el libre tránsito o acceso que te conduce al encuentro final con tu Ser.
    En otras palabras, son piedras en el camino, elementos de control que muy sutilmente te someten dentro de un entorno dual sin que te des cuenta del dominio que ejercen sobre ti.
    Son la viva representación de ataduras que te incapacitan para que puedas mirar más allá de tu propia nariz.
    Y no tienes más opción que descubrirlas desalojarlas para seguir avanzando positivamente... cuanto antes, mejor.
    Los implantes son muy parecidos al software de las computadoras, son programas de la matriz, y ésta actúa haciendo lo que tú le pides que haga de acuerdo a la información que tengas en tu interior.
    Por ejemplo: si haces en tu computadora una suma de dos más dos, y te arroja como resultado cinco, es porque así fue configurada; ella no sabe que dos más dos es igual a cuatro, eso sólo tú y yo lo sabemos, pero para ella, su verdad, es que dos más dos es cinco y nunca la vas a sacar de allí, aunque le grites y le pegues.
    Quiero que sepas que los implantes de limitación han jugado un importantísimo papel en el acumulado de hechos que vienes arrastrando desde vidas pasadas, pues son estos quienes te someten a la rueda de la reencarnación sin que tú lo determines voluntariamente siquiera.
    De hecho, nunca te enteras; regresas constantemente a esta escuela que algunos llaman valle de lágrimas en uno, y otro cuerpo, porque te han puesto una gruesa venda en los ojos que no te deja ver la verdad que te libera de tu miserable sentimiento de existencia.
    Sólo se te permite ver una realidad virtual generada por depredadores del espacio que te dominan a su antojo.
    Los implantes son promesas, juramentos, votos de pobreza, castidad, obediencia, amarres amorosos, etc., etc., contratos de todo tipo que hiciste y dejaste inconclusos con amigos, enemigos, familiares, conocidos, desconocidos, hermandades espirituales, asociaciones civiles, militares, religiosas, etc., etc., ya sea en tu presente vida y desde cada una de todas las pasadas.
    Cuántas veces, en los cientos o miles de años de existencias, no habrás dicho con toda solemnidad lo siguiente, por citar un mero ejemplo: Juro por mi alma y mi espíritu inmortal que dedicaré toda mi vida al servicio de ¿? hasta el fin de los tiempos.
    Y es que esos juramentos o acuerdos te seguirán siempre como una sombra; no dejarán nunca de afectarte porque te mantienen abierto a reclamos por toda la eternidad.
    El sistema te condiciona los que manejan esos controles, hablo de quienes los implantan y a quienes les debes algo, tienen acceso a tus áreas energéticas por medio de tus sueños y en tu diario vivir, esa es una de las principales causas de tu interferencia espiritual.
    Tus contratos siguen vigentes, ¿qué vas a hacer con ellos? Los dispositivos o implantes de limitación se encuentran todavía en su lugar, muy adentro de tu persona.
    Ese es uno de los motivos por lo que estás obligado a regresar a la dimensión física en un cuerpo, otro y otro hasta no haber cumplido con tus compromisos.
    Si generas miedo, atraes hacia tu persona la vibración negativa de los demás y te contaminas, cada vez que piensas o sientes temor fortaleces la forma misma del terror, porque el magnetismo del miedo está directamente relacionado con el número de veces que la idea es alimentada por tu propia mente.
    Todos tus pensamientos y sentimientos negativos atraen parásitos y virus energéticos que penetran en tu cuerpo y se alimentan precisamente de esa energía que tú les proporcionas sin darte cuenta. Mario Martínez

    Flavia de Corazon a Corazon!

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