exposición prolongada al sol, bien sea en la playa o durante otros deportes
exteriores., después de una excesiva calefacción en invierno o cuando me
encuentro en una habitación muy pequeña y mal ventilada. Puedo encontrarme con una debilidad muscular general, la piel hirviente y seca, el rostro grisáceo y tener ojeras. En el plano metafísico, el calor puede asociarse bien al amor cuando se trata de curación porque hay más energía en circulación, bien a la
ira cuando hay fiebre y quemadura. Aquí, el golpe de calor representa culpabilidad frente al amor, vinculada a un sentimiento de falta de estima de sí. Necesito amar y ser amada y no consigo encontrar el modo de hacerlo, colmar este vacío interior que está en mí y neutralizar esta insatisfacción. Todo mi cuerpo me indica la necesidad urgente de colmar este amor. Busco cómo aumentar esta estima de sí, o cómo integrar una situación que me afectó en la infancia y que aflora ahora en superficie. Amo la vida y la vida me lo
devuelve multiplicado por cien.
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